El ácido hialurónico (AH) es un polisacárido natural y uno de los principales componentes de la matriz extracelular. Gracias a su alta capacidad de retención de agua (higroscopicidad), mucoadhesividad, biocompatibilidad, biodegradabilidad y ausencia de inmunogenicidad, el AH es un material atractivo para diversas aplicaciones médicas, farmacéuticas, alimentarias y cosméticas.

La capacidad higroscópica del AH se utiliza en todo tipo de cosméticos, desde sérums para el contorno de los ojos hasta barras de labios, pasando por cremas de día y noche, productos para después del sol y voluminizadores de pestañas.

Con la edad, los niveles de AH de la epidermis disminuyen drásticamente lo que conduce al aspecto más delgado y seco de la piel envejecida.

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TRATAMIENTO DESPIGMENTANTE CON NEORETIN Y MARTIDERM

Después del verano aparecen o se acentúan las temidas manchas de la piel. Las manchas se producen por una exposición solar excesiva o sin la fotoprotección adecuada: cantidad insuficiente y falta de reaplicación.

Existen distintos tipos de manchas y es conveniente reconocer aquellas en las que no están indicados los tratamientos de despigmentación de la piel y por tanto deben ser diagnosticadas por el médico.

La mayoría de las manchas que aparecen tras la exposición solar las podemos tratar con productos de la farmacia y obtener excelentes resultados: el melasma o cloasma en el embarazo, las pecas o eférides y las manchas post-inflamatorias provocadas por el acné o por una depilación. En todas estas manchas se produce un aumento del pigmento llamado melanina.

Asimismo, los léntigos seniles, propios de personas mayores de 50 años y que se producen por un aumento de la cantidad de células que producen melanina, pueden también tratarse, aunque requieren normalmente un tratamiento más prolongado.

Para tratar las hiperpigmentaciones disponemos en la farmacia de muchos productos, que contienen activos despigmentantes, antioxidantes, exfoliantes y, en algunos de ellos, incluso partículas iluminadoras que ayudan a unificar el tono de la piel. Estos productos se presentan en diferentes texturas para adaptarse a cada tipología cutánea.

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Las mascarillas están en contacto con la piel, la rozan, la irritan, dificultan la transpiración y, cuando se llevan durante varias horas al día, pueden crear un ambiente húmedo y oclusivo, propicio para la aparición de deshidratación y granos en la parte de la barbilla y alrededor de la boca.

Pueden provocar acné porque no permiten la correcta transpiración, provocan una oclusión del poro y del orificio de salida de la glándula sebácea. Haciendo que se acumule un mayor número de toxinas generando vasodilatación e inflamación cutáneas.

La humedad y el vapor, y cualquier secreción de saliva o mucosidad, se acumula en la zona de la boca y la nariz, bloqueando el conducto de salida de la secreción sebácea. La presión y la falta de oxigenación provocan que se taponen los poros favoreciendo la aparición de comedones y granitos.

Esta nueva situación ha dado lugar a un nuevo término, el mascné (maskné en el inglés original).

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